0. Antes de despegar
Motivación | Preparativos | Expectativas
“Si quieres comprender un poco tu propia historia, viaja a un lugar que tenga miles de años de la suya.”
Llevaba años soñando con Egipto. No con una foto delante de las pirámides, sino con el olor a pan plano recién hecho, el estruendo de los cláxones en el puente 6 de Octubre, la llamada al rezo flotando sobre el Nilo al amanecer.
Preparé el viaje con tres objetivos:
- Vivir la historia: Museos sí, pero también mercados, cafés y taxis compartidos.
- Moverme como los locales: tren nocturno, faluca, micro-bus, hasta mototaxi si se terciaba.
- Volver con más preguntas que respuestas.
Equipo ligero: mochila de 40 L, cuaderno, cámara pequeña, bastones plegables (por si mis rodillas protestaban) y mi eterna curiosidad.
Día 1 El Cairo primera impresión
Barrio de Downtown – Plaza Tahrir – Museo Egipcio
- Mañana – Aterrizar, cambiar moneda, regatear al primer taxista (mal) y descubrir que el tráfico cairota no tiene compasión.
- Tarde – Paseo sin rumbo por el Downtown: fachadas coloniales desconchadas, cables formando telas de araña y un café en Groppi, donde el camarero escribe la comanda en árabe sobre un cristal empañado.
- Noche – Primer contacto con la gastronomía: koshary (pasta, lentejas, garbanzos, tomate picante, cebolla frita). Energía instantánea.
Apunto en mi cuaderno: “El Cairo huele a gasolina, pan y aventura.”
Día 2 Pirámides de Giza y primer choque cultural
Hora | Actividad | Sensación clave |
---|---|---|
06:30 | Salida del hotel en Uber (todo un logro negociar con wi-fi intermitente). | Expectación. |
07:15 | Silueta de las pirámides entre neblina y polvo. | Pequeñez absoluta. |
08:00-10:00 | Ruta a pie alrededor de Keops y Kefrén, esquivando vendedores que hablan español con acento andaluz. | Divertida invasión. |
10:30 | Interior de la Gran Pirámide: pasillo inclinado, calor denso, silencio denso. | Vérigo temporal. |
12:00 | Esfinge. En lugar de selfie, boceto rápido en la libreta. | Respeto. |
Quise huir del cliché y acabé fotografiando un beduino en camello. Entendí que el cliché también forma parte de la verdad; lo importante es mirarlo con honestidad.
Día 3 El Cairo profundo
- Subir a la Mezquita de Muhammad Alí y ver El Cairo expandirse hasta perderse.
- Perderme (literalmente) en callejones donde los GPS se rinden.
- Khan el-Khalili:
- Compré especias a granel y el vendedor me regaló una bolsita extra “para tu madre”.
- Parada en el mítico El Fishawy: té negro con menta, ruido y poesía improvisada.
- Final del día: tráfico inhumano de vuelta. Tres filas de coches convertidas en seis sin que nadie pestañee. Es un caos que, curiosamente, fluye.
Día 4 Tren nocturno a Asuán
12 horas, 900 km, cinco charlas y cero sueño
- Compartimento de cuatro. Me acompañan:
- Amr, ingeniero, fan del Barça.
- Sahar, estudiante de Medicina, me corrige el árabe básico.
- Mahmoud, profesor jubilado de Historia: “Los faraones eran los primeros marketeers”.
- Cuando las luces se apagan, la ventana se convierte en una pantalla negra salpicada de chispazos. Cada estación intermedia es un destello de vida anónima. Aprendo mi primera palabra favorita: “mish-mushkila” (no hay problema) que, aquí, se usa para casi todo.
Día 5 Asuán serena
- La ciudad me recibe con un Nilo amplio y casi silencioso. El contraste con El Cairo es radical.
- AM – Obelisco Inacabado: 1 300 toneladas de granito abandonadas por una grieta. Perfecta metáfora de proyectos que no llegan a tiempo pero enseñan igualmente.
- PM – Barca local a Isla Elefantina. Paseo entre nubios que pintan sus casas de azul añil y rosa intenso. Un niño me guía hasta su escuela, orgulloso.
- Atardecer – Faluca. El velero se desliza y el capitán tararea una canción nubia que habla de viento y paciencia.
Día 6 Abu Simbel, el ego tallado
- Salida 04:00 h, convoy de buses. Desierto al amanecer: tonos ocres que mutan a dorado.
- Frente a los colosos de Ramsés II: Altura 20 m | Sensación: empequeñecer.
- A las 07:10, el sol toca la fachada y parece que los dioses abren un ojo.
- Recorro el interior y me impresiona más la re-ubicación moderna que la construcción antigua: ingeniería salvando a la ingeniería.
“Mover una montaña piedra por piedra para preservarla dice mucho de una civilización… y más de la UNESCO.”
Día 7 Navegación Nilo arriba
- Un día entero sin Wi-Fi.
- Leo a Naguib Mahfuz.
- Charlo en mal italiano con un pareja siciliana.
- Aprendo a atar un nudo marinero que luego olvido.
- Observo la orilla: palmeras, niños, ganado, mezquitas diminutas.
- Noche estrellada. La tripulación canta y da palmas sobre bidones vacíos. Yo solo pienso que el Nilo es más que un río: es una cinta transportadora de historias.
Día 8 Luxor Este: templos del poder
- Karnak me abruma: sala hipóstila con columnas de 30 m. Me siento hormiga ilustrada.
- Paseo vespertino por la avenida recién excavada que une Karnak y Luxor: kilómetros de esfinges alineadas esperando miradas modernas.
- Noche: espectáculo de luz y sonido en Luxor Temple. Turístico, sí. Pero la voz grave que narra en árabe retumba como un latido antiguo.
Día 9 Luxor Oeste: hablar con los muertos
- Tumba de Seti I (visita cara, merecida): pinturas intactas, techo azul con constelaciones. Siento vértigo temporal: 3 200 años y el color sigue vivo.
- Hatshepsut y su templo escalonado, casi minimalista. Pienso en la modernidad de una mujer faraón gobernando con pragmatismo.
- Toque humano: un guardia me invita a “ver un rincón especial” (propina obligatoria). No veo nada especial, pero conversamos sobre fútbol y eso vale más.
Día 10 Camino al Mar Rojo via Dendera
- Zodiacos grabados en el techo que Napoleón quiso llevarse.
- Criptas subterráneas con relieves casi intactos.
- Es mi templo favorito: menor afluencia, mayor intimidad.
Carretera a Hurghada: asfalto nuevo, horizonte infinito. El desierto cambia a rojizo, luego a amarillo, luego aparece el mar como un espejo gigantesco.
Día 11 Hurghada & Mar Rojo
- Mañana de snorkel en Giftun Island: Corales multicolor, peces Napoleón más curiosos que yo.
- Tarde de café con cardamomo en un campamento improvisado de beduinos. Conversamos con señas y risas.
- Noche en el paseo marítimo. Resorts estilo Copacabana, rusos bailando reggaetón egipcio. El mundo ya no entiende de fronteras musicales.
Día 12 Regreso y digestión emocional
Checklist mental en el vuelo de vuelta:
- Síndrome del exceso sensorial: Egipto te da demasiado para digerir en un solo viaje.
- Tráfico: Lo odié, lo admiré y lo sobreviví.
- Gente: Hospitalaria, directa, negociadora por naturaleza.
- Accesibilidad: Avanza lento. Rampas improvisadas, soluciones creativas, pero todavía falta infraestructura y concienciación.
- Lección esencial: El pasado convive con el presente sin pedir permiso ni disculpas.
Epílogo — Lo que me llevo
- Paciencia: imposible no aprenderla en un atasco cairota.
- Humildad: las pirámides miden nuestra arrogancia.
- Sentido de comunidad: compartí té con desconocidos que me llamaron amigo sin condiciones.
- Fascinación eterna por la capacidad humana de contar historias en piedra, en papiro o en un simple plato de ful medames.
“No vine a resolver acertijos; vine a dejarme tocar por ellos.”
Si alguna vez sientes que necesitas cuestionar tu escala de valores, ve al país donde una tumba pintada puede ser más moderna que tu móvil de última generación.
Nos vemos en la próxima historia. Mientras tanto, mish-mushkila — ¡no hay problema!